¿Es el bullying un antecedente de otros delitos?

“El acoso escolar puede ser una antesala de otro tipo de conductas delictivas, porque se busca el reconocimiento de los demás. Hay casos en los que los jóvenes culpables de violencia machista han desarrollado conductas violentas anteriormente, como el propio bullying. El acosador busca el reconocimiento de los demás, pero ese reconocimiento se puede llegar a extrapolar a las relaciones de pareja, como grabarse manteniendo relaciones sexuales y después subir las imágenes a Internet. Las redes sociales habilitan esa publicidad del hecho”.

¿Por qué es tan difícil de controlar el ciberacoso?

“El ciberacoso se seguirá dando siempre por la total impunidad que dan las redes sociales, y por el poco control que hay por parte del profesorado. Dentro del aula no se puede usar el teléfono móvil, pero el alumno sí accede al centro escolar con su celular y no es posible tener a un profesor vigilando a cada uno. No se trata de poner un arco de seguridad en el colegio, sino prohibir el acceso de un móvil, porque la inmediatez y la rapidez son cruciales”.

¿Hay miedo a denunciar entre las víctimas?

“Hay mucho miedo a denunciar el acoso escolar entre los menores cuando se es víctima de un episodio de este tipo. En los núcleos rurales pequeños, además, hay mucha vergüenza para denunciar por aquello del ‘qué dirán’”.

¿Ignoran los padres de un acosador su conducta real?

“Algunos padres son totalmente ajenos a los comportamientos que sus hijos pueden llegar a tener en Internet, porque por su rango de edad (45-50 años) no tienen el nivel de inmersión digital de los menores. El hijo en casa tiene un comportamiento y en la calle, otro. También hay padres que saben perfectamente cómo son sus hijos, pero no lo quieren ver. De aquellos menores que tienen una conducta reprochable a los que se les reprocha en casa, pueden representar un 5% del total”.

¿Está el menor sobreprotegido?

“Los menores están muy ciegamente protegidos por sus padres. Cuando se hace una exploración de sus actos (delictivos) delante de los abogados y del Ministerio Fiscal, la reacción parental suele ser ‘si mi hijo ha hecho eso, es porque le han provocado. Mi hijo no es así’. Y en cuanto a la inviolabilidad del menor, resulta que los menores no lo son tanto cuando se trata de beber, fumar, acceder a redes sociales falseando su edad o cuestionarios, etcétera”.

¿Ayudan las charlas de las Fuerzas de Seguridad a concienciar contra el acoso escolar?

“A los estudiantes les impone ver a una persona de uniforme que les cuente que el bullying es un delito por el que se puede acabar en un centro de internamiento, haciendo trabajos comunitarios… El mensaje, dicho sin paños calientes y de modo contundente, sí llega y sí sirve de algo. Si se sigue empleando dinero en formación y recursos para continuar con las charlas en los centros -hay que recordar que no todas las unidades tienen agentes con título universitario- es porque es efectivo. Y ya van casi diez años”.