Hay que fomentar la comunicación empática y colaboradora para solucionar el bullying. Ningún problema se puede resolver si no se desarrollan estas capacidades. El momento de atajarlos es la infancia y la adolescencia. Y eso siempre es ahora.
Hay algo que se repite: El acosador necesita espectadores, testigos, aquellos que observan la situación pero callan porque también temen. Buscan la risa cómplice del acosador por supervivencia.
El espectador evidencia la necesidad afectiva del acosador, es con lo único que cuentan para sentirse más poderoso que el otro. Hay un método finlandés llamado 'Kiva' que está trabajando en eso.
En los testigos está la clave. Si no hay espectadores, puede acabar el bullying.